Febrero, mes del Liderazgo en EXECyL
José F. Peláez, socio director de Markniac MKT, es el protagonista de nuestra publicación de hoy en los meses temáticos de EXECyL.
A continuación comparte con todos nosotros su opinión acerca de la temática que nos ocupa a lo largo del mes de febrero… ¿Ejercemos nuestro liderazgo de forma consciente? ¿Ponemos el foco dónde debemos? ¿Tenemos bien definidos los por qué y para qué de lo que hacemos? Un punto de vista real y humano del Liderazgo.
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LIDERAZGO: UN PUNTO DE VISTA HUMANO
Si hay un tema manido y sobre el cual los gurús han esparcido su humo sin ningún tipo de control, este ha sido el del liderazgo. Se han dicho muchas tonterías y creo que se ha sido bastante irresponsable con este tema y, en mi opinión, esto ha sido así fundamentalmente por dos motivos: se piensa en el liderazgo como algo opcional -que se puede o no hacer- y como algo instrumental -es decir, que tiene un fin mayor-.
Con respecto al primer aspecto, he de decir que todos lideramos siempre, queramos o no queramos, puesto que nuestros actos y palabras sirven de inspiración y de influencia a los demás con independencia de que nosotros así lo deseemos. Una vez te des cuenta de que lo que haces influye a los demás -es decir, que eres un líder- no tienes más remedio que perfilar tu conducta de modo que arroje más luz que sombra en los demás. El liderazgo no es algo reservado a las altas esferas de una empresa o de cualquier organización. El liderazgo es transversal y -sobre todo- no es opcional. Liderar es inevitable. Lo único que puedes decidir es cómo, y tampoco del todo ya que quien eres como líder es exactamente lo mismo que quien eres como persona. No se puede separar una cosa de la otra sin caer en la esquizofrenia de un poliedro psicótico.
Con respecto a lo segundo, en mi opinión, liderar una empresa es, fundamentalmente, liderar personas. Y las personas no son máquinas ni medios para un fin mayor; son seres humanos, son un fin en sí mismo y, como tal, no se puede acceder a una relación instrumental con ellas. Poner a la persona en el centro de la empresa tiene consecuencias más allá del powerpoint. Parafraseando a Gil de Biedma, “que los valores corporativos iban en serio, uno lo empieza a comprender más tarde”. No se puede acceder a liderar personas inaugurando una conducta que persiga facilitar procesos para el logro de objetivos. No es do ut des. No es “me porto bien porque así están mas contentos y por lo tanto rinden más y gano más dinero”. Este tipo de jugadas se huelen, se perciben y, por lo tanto, los sistemas de liderazgo construidos sobre esa base están destinados al fracaso.
Se lidera como se es o, mejor dicho, se lidera como se quiere llegar a ser porque es el ideal de uno mismo quien se levanta cada mañana y pone lo mejor que tiene dentro al servicio de la función empresarial inherente al ser humano -poner tus dones al servicio de quien los necesite-. Si no estás construido como persona no podrás construirte como líder -hemos visto que es lo mismo-. Se empieza por el principio y nunca es tarde.
Y posteriormente, se puede limar. Creo que solo hay una manera de liderar lógica y ética, que se basa en integrar los objetivos del otro dentro de los objetivos de la empresa, es decir, ayudar a que el equipo encuentre esos motivos más íntimos. Y esos objetivos -Maslow mediante- no son solo el salario. Se pueden imponer acciones, pero no se pueden imponer las intenciones con las cuales las personas hacen esas acciones y solo a través del liderazgo se puede ayudar a que las personas actúen ejemplarmente porque así quieran hacerlo libremente. En mi trayectoria he visto en multitud de ocasiones que las empresas acaban siendo como sus CEOs así que si un día abres la puerta y ves al final de la sala a un equipo de gente gris y mercenaria, quizá deberías mirarte al espejo.