Noviembre, mes de la Sostenibilidad
Continuamos con una nueva aportación al mes temático de manos de una de nuestras empresas. En esta ocasión, Erre Ese que, en palabras de su colaborador y gestor económico, Luis Sendino, han querido compartir con todos nosotros una serie de consejos acerca de la responsabilidad que tienen los directivos de saber de economía, considerando el no saber como una irresponsabilidad, y la importancia de una gestión económica responsable.
¿Interesante, verdad? Vamos con ello…
La importancia de una gestión económica responsable
La empresa es una máquina que transforma el dinero en más dinero, en el menor plazo de tiempo posible y con el mayor grado de fiabilidad posible.
Es esto. Y también mucho más. De acuerdo. Pero también es esto. Y sin ello, no hay empresa, al menos de iniciativa privada.
Conocer el impacto de tu actuación en la cuenta de resultados es clave para tener una mejor consideración en el Consejo de Dirección. Y se ha de conocer de forma numérica, objetiva y compatible con la comparación, tal y como lo presentan los responsables de Producción, Finanzas, Compras y Ventas.
Los recursos económicos, materiales y humanos son limitados en la empresa por lo que el responsable de RSC ha de ofrecer al CEO estimaciones de beneficios adicionales en la cuenta de resultado y proyecciones de rentabilidad: sólo así podemos competir por un presupuesto mayor y… ser tratados en igualdad de condiciones.
Además, la adecuada gestión de esos recursos escasos esta también inmersa en el ámbito de la responsabilidad, tanto en lo que concierne a su eficiente empleo, medición, control y comparación.
Si no se demuestra de manera fehaciente el impacto positivo que la aplicación de prácticas responsables tiene en el beneficio y la rentabilidad (presente y/o futura) sólo se captarán los fondos sobrantes de otros departamentos «clave». Y si no se sabe comunicar la necesidad, se complica la gestión.
La génesis del beneficio y de la rentabilidad es también competencia de RSC en la medida que no todo beneficio se logra de igual modo, y debiera ser ámbito de su actuación:
- evaluar las condiciones en que los propios trabajadores intervienen en su formación es necesario si se quiere una organización que se pueda calificar como responsable.
- conocer los clientes y proveedores (importancia absoluta y relativa, riesgos, origen, homologaciones y certificaciones, prácticas de actuación, etc).
- conocer el impacto que la gestión económica tiene más allá de trabajadores, proveedores y clientes, es decir, la competencia, la Hacienda Pública y la sociedad en su conjunto.
- conocer el grado de riesgo (económico, financiero y estratégico) asumido, así como nuestro impacto en su organización.
- conocer la importancia relativa y absoluta en la generación de riqueza de cada departamento y de sus integrantes, para fomentar no sólo la eficacia, sino la eficiencia.
- conocer el grado de riesgo derivado de la estrategia elegida (apalancamiento operativo y financiero).
- contar con previsiones de crecimiento de los beneficios, de los ingresos y gastos que no ponga en cuestión su sostenibilidad, evitando actuaciones y prácticas que lo puedan poner en peligro. La gestión del riesgo es una tarea prioritaria, especialmente en este época de gran incertidumbre.
- cuestionar las inversiones realizadas, su permanencia, su necesidad, su repercusión, sus ventajas y sus aspectos conflictivos (riesgo, consumo de recursos, etc).
Debe haber una doble, recíproca y mutua transferencia de conocimiento y comunicación entre la gestión RSC y la gestión ECO-FIN:
1. Las auditorías financieras desde ser analizadas desde una perspectiva RSC, respondiendo a un criterio de sostenibilidad y respeto a los valores corporativos y la buena gobernanza.
2. La gestión RSC debe ser analizada desde una perspectiva económica, sometida al análisis del impacto generado en los ingresos y los gastos.
Un directivo, y más quien se quiera calificar como responsable, debe conocer, al menos, los aspectos clave de la cuenta de resultados y del balance de situación:
- tipos de ingresos, de gastos y de beneficios,
- apalancamientos operativo y financiero,
- punto de equilibrio,
- principio de Pareto y su aplicación,
- inversión en activos inmovilizado,
- inversión en activos circulante,
- rentabilidad económica y financiera,
- indicadores de riesgos sobre la liquidez y la solvencia,
- criterios de bondad del beneficio.
Quien no tenga estos conceptos claros en su proceso de toma de decisiones estratégicas es un IRRESPONSABLE, pues está poniendo en riesgo la pura existencia de la empresa, con el impacto catastrófico que tendría sobre la calidad de vida de todos los agentes y su entorno: clientes, acreedores y proveedores; trabajadores; sociedad en su conjunto; y socios.
¿Puedes imaginar una sociedad sin empresas? El cierre de empresas por no adquirir los conocimientos mínimos en gestión económica y financiera es un drama que se puede evitar, con actuaciones de formación adecuadas.
Valorar las consecuencias (cuantitativas y cualitativas) de una decisión. Conocer el grado de impacto en la sostenibilidad y considerar los riesgos son tareas del Directivo Responsable.