Septiembre, mes de la nueva normalidad
Hoy, con la colaboración de Erre Ese, socio de EXECyL y expertos en RSC y sostenibilidad, damos paso a una nueva publicación bajo la temática que nos ocupa durante este mes de septiembre. En esta ocasión ha sido su consultora Chemida Vera, quien nos hace llegar unas reflexiones muy interesantes acerca de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la nueva normalidad: ¿Qué papel juegan? ¿Adquieren aún mayor relevancia en una situación como la que estamos atravesando? ¿Cómo pueden ayudarnos en el mantenimiento de nuestra actividad? Chemida nos contesta a todas estas cuestiones a continuación. ¡Toma nota!
El papel de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la nueva normalidad empresarial
La nueva normalidad es una realidad y debemos adaptarnos a ella. Ante el escenario de incertidumbre y la crisis que vivimos, consecuencias de la pandemia de la COVID-19 que aún nos azota, tenemos, al menos, algo claro: la Agenda 2030 debe ser nuestra brújula para la recuperación empresarial sostenible, por eso, ahora más que nunca, adquieren mayor relevancia.
El PNUMA (Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas), recientemente afirmó en su informe «Trabajar con el medio ambiente para proteger a las personas. Respuesta del PNUMA a la COVID-19» que, con la pandemia «el planeta ha lanzado su advertencia más tajante hasta la fecha: la humanidad debe cambiar». Y no solo eso, Naciones Unidas también recalcó que si hubiésemos avanzado más rápidamente en la consecución de los ODS, el mundo hubiese estado mejor preparado frente a la COVID-19. ¿Por qué? Porque tendríamos menos desigualdades, más sistemas de teletrabajo sólidos, menos brecha digital (afianzada ahora con el trabajo en remoto y la educación a distancia), mejores sistemas sanitarios, más acceso a recursos básicos como el agua (y, por ende, menos riesgos y menos enfermedades), menos pobreza, menos corrupción y más líderes responsables, más igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, un medio ambiente más saludable, y más alianzas entre los diferentes agentes y actores. En definitiva, un mundo más justo, más fuerte y más resiliente ante eventos críticos globales.
Agenda 2030: herramienta para preservar nuestro futuro
Sí, es cierto que ahora parece que lograr la consecución de la Agenda 2030 está más lejos que nunca y no es prioridad para el sector empresarial, pero no nos confundamos: el camino está en la sostenibilidad, el futuro de las empresas debe ser sostenible o no será. Agentes como Naciones Unidas, Pacto Mundial y los inversores no dudan de ello, las empresas sostenibles, que incluyen los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) en su estrategia y procesos, son cada vez más rentables, tanto social como económicamente, además, gestionan mejor sus riesgos, saben aprovechar las oportunidades, son más resilientes y se recuperan antes. Todo ello se ve reflejado en el auge de la Inversión Socialmente Responsable (ISR) y en las finanzas sostenibles, que no dejan de ser herramientas y salidas a la crisis para algunas de nuestras empresas. La Responsabilidad Social y la sostenibilidad se han puesto aún más en valor durante los últimos meses. Las oportunidades de inversión se han enfocado más en las empresas que velan por sus personas y comunidades, y en las organizaciones, por ejemplo, que han demostrado solidaridad con colectivos vulnerables.
Sin embargo, estas actuaciones no pueden ser caminos a corto plazo. Para poder funcionar y ser resilientes, deben ir acompañadas de una verdadera transformación empresarial, cuyo modelo de negocio adopte o desarrolle una estrategia sostenible a largo plazo y, los ODS son la hoja de ruta ineludible para ello, la forma en que nuestro sector empresarial puede convertir los riesgos en oportunidades, adaptarse al nuevo modelo económico y social que viene y salir fortalecidos de la crisis.